Interview for Revista Antropika: “Xiscalina no se vende”
https://www.revistaantropika.com/contenido/xiscalina-no-se-vende

Xiscalina no se vende
Los puntos suspensivos indican al lector que la frase podría continuar. Lo que más me fascinó de esta mujer fue verle la cara punteada con esa suerte de escamas que continúan más allá del abismo, de lo irreconocible de la condición humana, de la originalidad, y por qué no, de la genialidad de una sirena que no te aparta la mirada mientras entona su vida llena de bagaje cultural y de ansias por descubrir nuevas vías de comunicación artística. La quinta esencia del arte. Con esa papeleta plantea un nuevo formato de interacción con el público o por lo menos sumar aspectos fiables de un diálogo que a estas horas deja mucho que desear en el panorama artístico de la isla, con decisiones draconianas de expulsiones y politiqueos varios.
¿Quién osaría abandonar una prometedora carrera de médico y cambiar de tercio para licenciarse en Matemáticas?. Pues ella. Y no es que la medicina no le sirva para sanar los cuerpos latentes de sus amigos, para ellos le bastan sus abrazos energéticos, su jardín particular de medicina de pinceles, abalorios, distracciones y propensas circunstancias vitales que le asoman por las yemas como una raíz fervorosa de estamina y así, en cualquier sombra te abraza con su larga melena deshojada y te lee la mano o te echa las cartas para descubrir tu futuro. Al final, matemática pura de naipes.

Desde los 5 años ha hecho música, pintado, escrito, maquinado, incluso la quisieron avanzar de curso por considerarla una niña prodigio. A los 18 tenía que decidir qué hacer con su vida, le gustaba todo, cualquier carrera o módulo o año sabático y lo que tenía muy claro, era salir de la isla. Así que como tenía unas notas excelentes decidió estudiar medicina en Barcelona.
Ahí estaba ella con la “creme de la creme”, como los describe, a los hij@s de los médicos, y además sacando unas notazas que le hubieran valido para estar en el mejor hospital del mundo, pero no se sentía feliz. Añoraba el piano, la expresión en todas sus variantes, no tenía tiempo de hacer nada artístico, “…porque no haces de médico, eres médico, es una forma de vida…”. Y se cambió a matemáticas. Le resultaron difíciles, pero tenía esa chispa de abstracción que necesitaba y le fluyó de nuevo la energía creativa. Empezó a hacer exposiciones de fotografía, pintaba e intentaba estar en todas partes a todas horas para no perderse formación e información. Incluso acudía de oyente a la Facultad de Bellas Artes. Cuando acabó la carrera se fue a Lisboa a hacer un Erasmus, en concreto 2 proyectos de matemáticas y música; composición musical por grupos algebraicos y disfrutó más de lo que un bisturí rebanando cerebros le habría causado. Cuando finalizó la carrera se pegó un año sabático y se fue a USA, aunque al final terminó en México y se dedicó a pintar y experimentar con diferentes materiales. Se llevó este proyecto a San Francisco y expuso en diferentes galerías y formatos. Después hubo un momento que sus cuadros abstractos los identificaba en cualquier pared y como le gusta mucho el arte urbano empezó con el proyecto WALL, que consistía en recoger un archivo fotográfico o de imágenes como composiciones abstractas que pudieran estar en una galería y las imprimió en pegatinas, regalándolas en sus viajes por todo el mundo. Hay pegatinas por todo el mundo. “…La idea es descontextualizar el espacio. Como he viajado tanto, soy una friki de aprender de otras culturas y cuanto más aprendes y viajas te das cuenta de que no somos tan diferentes y un trozo de pared es ese ejemplo. La globalización positiva. No fronteras. Tenemos que ir hacia una apertura de mentes y fronteras…”.

Presentó diversas performance a través del concepto de “The Wall. En Campos (Mallorca) “The wall its not yours”. “…Me interesa el ego del artista, todo lo que hay detrás del mercado del arte. Siempre que hago una performance intento sacar el talento del espectador, ser un canal. En una de las exposiciones de “The Wall” la gente tenía que intervenir encima de las fotos para que se transformasen en una nueva pared. Les preparé un catering de material y quería sacar esa parte creativa. En otra “The wall is not the artist” yo y otros artistas nos pusimos para que el público nos pintase. El artista se transforma en la pared para que le intervengan…”.
Después viajó a Senegal y se dedicó a bailar y hacer música. Allí descubrió que hay mucha interacción del cuerpo hacia fuera, y como máximo contraste cultural en Japón en el que se desarrolla del cuerpo hacia adentro.
En Campos preparó “INFINITO-D”, que significa infinitas dimensiones. Buscaba una muestra artística más allá del 2D (pintura, foto), 3D (escultura, vídeo) o 4D (performance, etc.). Ofreció una experiencia psico-sensorial personalizada para cada uno de los participantes, partiendo de nada más que de su ser, ya que con cada uno de los “espectadores-concursantes” realizó una acción diferente y totalmente improvisada, intentando "destapar" nuevas dimensiones en el mundo del arte. Y en sus infinitas dimensiones convive en sociedad. “…¿Qué haces?, me pregunta la gente. Hago mil cosas, pero siempre interesada en indagar la abstracción pura y dura, como una filósofa aplicada al arte, la sociedad y la sanación. De medicina me interesaba la psiquiatría y la psicología, la mente y el cuerpo, el equilibrio. El equilibrio In-Body-Out, nutrirse para dentro y para fuera…”.

Supongo que con tanto alboroto de turbinas y ciudades, y tambores y África no me quedaba más remedio que preguntarle qué significaba el silencio para una alarmante musa de electrodos. “…No lo he experimentado nunca. El silencio es súper necesario, porque sin él, no hay música. A nivel musical un silencio suena mejor que alguna nota, pero a nivel más abstracto, silencio como concepto, a pesar de que te vayas al desierto, siempre habrá ruido cósmico. Es como estar parado. Cuando intentas estar en una postura quieta, realmente todo se mueve…”.
No tengo más preguntas señoría. Parece que se me escape alguna diadema de colores ochenteros, coleteros. En esos contrastes de los que habla cuando atraviesas océanos y te seducen las cadenas montañosas de los montes Tauro, su frágil, aparentemente, cuerpo, es transportado a toda prisa hasta Japón. Ver el sol naciente para una chica que toca dos cuartas de nota multiplicado por PI, es de coherencia, que remueva hasta a la más pintada bailarina de Buto. “…En Japón hice una semana de conferencias, performance, dialogamos sobre qué es la danza e intentar hacer no-danza. Trabajamos más lo estático, porque el Buto como lo entendemos nosotros, no es una danza. Pueden estar una hora en posición y no se han movido a penas. Es súper complicado. Hablamos con mucha gente e hicimos una performance de cómo era una danza. Representé las etapas de la vida, desde el nacimiento, un niño, descubrimiento de la sexualidad, el miedo… A ellos les chocó mucho porque todos hacían Butoh y yo mezclé un montón de estilos, desde danza africana, flamenco, danza contemporánea…”.

Revista Antropika

Type
Interview